Año: C(I). Semana del salmo: 1. Color litúrgico: Verde.
San Antonio María Claret (1807 - 1870)
Nació en Sallent, Cataluña. Tras hacerse sacerdote pasó varios años predicando al pueblo por toda Cataluña y también en las Islas Canarias. De regreso a España, estableció una orden misionera y fundó en Barcelona una gran biblioteca religiosa y una editorial que publicó millones de ejemplares baratos de obras católicas antiguas y modernas. En 1851, el Papa le nombró obispo de Santiago de Cuba. La diócesis estaba en un estado terrible y todo necesitaba reforma y renovación. Reorganiza el seminario, impone la disciplina clerical y regulariza miles de matrimonios. Construye un hospital y numerosas escuelas. Esto no se hizo sin oposición y fue objeto de quince intentos de asesinato.
Llamado a España en 1857 por la reina Isabel II para actuar como su confesor, volvió a realizar una gran labor en favor de la Iglesia. Su salud empezó a fallar y murió en la abadía cisterciense de Fontfroide.
Otros santos: San Magloire (-575)
Guernesey, Sark
Magloire era de origen irlandés y fue educado en Llantwit Major por San Illtyd. Junto con su condiscípulo San Sampson fue a Bretaña, y se convirtió en abad de uno de los monasterios de Sampson en Dol. Al cabo de unos años se retiró a Sark, donde fundó un monasterio y murió hacia el año 575. Sus restos fueron trasladados primero a L’. Sus restos fueron trasladados primero a Léhon y posteriormente a París en la época de las invasiones vikingas.
Sobre el autor de la Segunda Lectura del Oficio de Lecturas de hoy:
Segunda Lectura: San Agustín de Hipona (354 - 430)
Agustín nació en Thagaste, en África, de una familia bereber. Fue educado cristianamente, pero abandonó pronto la Iglesia y pasó mucho tiempo buscando seriamente la verdad, primero en la herejía maniquea, que abandonó al ver lo disparatada que era, y luego en el neoplatonismo, hasta que al final, por las oraciones de su madre y la enseñanza de san Ambrosio de Milán, se convirtió de nuevo al cristianismo y fue bautizado en el 387, poco antes de la muerte de su madre.
Agustín tuvo una brillante carrera jurídica y académica, pero tras su conversión regresó a su hogar en África y llevó una vida ascética. Fue elegido obispo de Hipona y pasó 34 años cuidando de su rebaño, enseñándoles, fortaleciéndoles en la fe y protegiéndoles enérgicamente contra los errores de la época. Escribió muchísimo y dejó una huella permanente tanto en la filosofía como en la teología. Sus Confesiones, tan deslumbrantes en estilo como profundas en contenido, son un hito de la literatura universal. Las segundas lecturas del Oficio de Lecturas contienen extractos de muchos de sus sermones y comentarios y también de las Confesiones.
Color litúrgico: verde
La virtud teologal de la esperanza está simbolizada por el color verde, al igual que el fuego ardiente del amor está simbolizado por el rojo. El verde es el color de las cosas que crecen, y la esperanza, como ellas, es siempre nueva y siempre fresca. Litúrgicamente, el verde es el color del Tiempo Ordinario, la secuencia ordenada de semanas a lo largo del año, una estación en la que no somos ni penitentes (de púrpura) ni alegres (de blanco).
Lectura de media mañana |
Filipenses 2:2-4 |
Estad unidos en vuestras convicciones y unidos en vuestro amor, con un mismo propósito y una misma mente. No debe haber competencia entre vosotros, ni vanagloria, sino que todos deben ser humildes. Considerad siempre al otro como mejor que vosotros mismos, de modo que nadie piense primero en sus propios intereses, sino que todos penséis en los intereses de los demás.
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Lectura de mediodía |
2 Corintios 13:4 |
Fue crucificado por debilidad, pero aún vive ahora por el poder de Dios. Así, pues, nosotros somos débiles, como él, pero viviremos con él, por el poder de Dios, para vuestro beneficio.
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Lectura de la tarde |
Colosenses 3:12-13 |
Vosotros sois la raza elegida de Dios, sus santos; él os ama, y debéis revestiros de compasión sincera, de bondad y humildad, mansedumbre y paciencia. Soportaos los unos a los otros; perdonaos en cuanto empiece una disputa. El Señor os ha perdonado; ahora vosotros debéis hacer lo mismo.
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