Nació en Montepulciano, en Toscana, y se hizo jesuita. Enseñó teología en Roma, y participó activamente en las disputas contra los protestantes, donde su eficacia se vio incrementada por su caridad y moderación. Ejerció una influencia moderadora en el asunto Galileo y le dio muchos consejos amistosos. Con el tiempo fue nombrado cardenal y arzobispo de Capua, pero se le conoce sobre todo por sus escritos.
Santa Hildegarda de Bingen (1098-1179)
Hildegarda nació en Bermersheim, Alemania, en 1098, y en 1115 ingresó en la abadía benedictina de Disbodenberg. Hacia 1150 fundó el monasterio de Rupertsberg, cerca de Bingen, que gobernó como abadesa.
Era experta tanto en ciencias naturales como en música. En su oración contemplativa recibió revelaciones místicas que comunicó en numerosas obras escritas, dirigidas tanto al clero como a los laicos. Predicaba la penitencia y refutaba los errores doctrinales, por lo que incluso príncipes y Papas acudían a ella en busca de consejo. Murió de una enfermedad en 1179.
Otros santos: San Alberto de Jerusalén (c.1150-1214)
17 Sep (donde se celebra)
San Alberto de Jerusalén, como Patriarca de Jerusalén, escribió el documento fundacional que constituye la Regla carmelita a principios del siglo XIII, y es honrado como la regla o legislador de los carmelitas.
Alberto Avogadro nació en Castel Gualetri, Italia, a mediados del siglo XII. Fue educado en teología y derecho, e ingresó en los canónigos regulares de la Santa Cruz en Mortara en 1180. Alberto, dotado para el liderazgo, fue nombrado obispo de Bobbio en 1184, obispo de Vercelli en 1185 y patriarca de Jerusalén en 1205. En cada una de estas funciones es destacó por su liderazgo pastoral y su habilidad como conciliador y pacificador. Mientras era Patriarca de Jerusalén (1206-1214), Alberto escribió una formula vitae, o forma de vida, para los ermitaños que vivían en el Monte Carmelo, la comunidad fundadora de la Orden Carmelita. El documento, a menudo conocido como la Regla de San Alberto, revela una profunda familiaridad con las Escrituras y una auténtica comprensión y expresión de la espiritualidad cristiana. El 14 de septiembre de 1214, Alberto fue atacado y asesinado durante una procesión de la Fiesta de la Santa Cruz, en Acre, Israel.
Sobre el autor de la Segunda Lectura del Oficio de Lecturas de hoy:
Segunda Lectura: San Agustín de Hipona (354 - 430)
Agustín nació en Thagaste, en África, de una familia bereber. Fue educado cristianamente, pero abandonó pronto la Iglesia y pasó mucho tiempo buscando seriamente la verdad, primero en la herejía maniquea, que abandonó al ver lo disparatada que era, y luego en el neoplatonismo, hasta que al final, gracias a las oraciones de su madre y a las enseñanzas de san Ambrosio de Milán, se convirtió de nuevo al cristianismo y fue bautizado en 387, poco antes de la muerte de su madre.
Agustín de Hipona.
Agustín tuvo una brillante carrera jurídica y académica, pero tras su conversión regresó a su hogar en África y llevó una vida ascética. Fue elegido obispo de Hipona y pasó 34 años cuidando de su rebaño, enseñándoles, fortaleciéndoles en la fe y protegiéndoles enérgicamente contra los errores de la época. Escribió muchísimo y dejó una huella permanente tanto en la filosofía como en la teología. Sus Confesiones, tan deslumbrantes en estilo como profundas en contenido, son un hito de la literatura universal. Las segundas lecturas del Oficio de Lecturas contienen extractos de muchos de sus sermones y comentarios y también de las Confesiones.
Color litúrgico: verde
La virtud teologal de la esperanza está simbolizada por el color verde, al igual que el fuego ardiente del amor está simbolizado por el rojo. El verde es el color de las cosas que crecen, y la esperanza, como ellas, es siempre nueva y siempre fresca. Litúrgicamente, el verde es el color del Ordinario. El tiempo, la secuencia ordenada de semanas a lo largo del año, una estación en la que no somos ni penitentes (en morado) ni alegres (en blanco).
Lectura de media mañana |
1 Corintios 10:24,31 |
Nadie busque su propio provecho, sino el de todos. Todo lo que comáis, todo lo que bebáis, todo lo que hagáis, hacedlo para la gloria de Dios.
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Lectura de mediodía |
Colosenses 3:17 |
Nunca digáis ni hagáis nada sino en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.
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Lectura de la tarde |
Colosenses 3:23-24 |
Cualquiera que sea vuestro trabajo, poned en él el corazón como si fuera para el Señor y no para los hombres, sabiendo que el Señor os lo pagará haciéndoos herederos suyos. Es a Cristo Señor a quien servís.
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