Año: C(I). Semana del salmo: 1. Color litúrgico: Violeta.
Lectura de media mañana | Hebreos 4:14-15 |
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Puesto que en Jesús, el Hijo de Dios, tenemos al sumo sacerdote supremo que ha llegado hasta lo más alto del cielo, no debemos abandonar nunca la fe que hemos profesado. Porque no es como si tuviéramos un sumo sacerdote incapaz de sentir con nosotros nuestras debilidades, sino que tenemos a uno que ha sido tentado en todo lo que nosotros, aunque está libre de pecado. Por eso, no debemos dejar nunca la fe que hemos profesado.
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Lectura de mediodía | Hebreos 7:26-27 |
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El sumo sacerdote ideal tendría que ser santo, inocente e incontaminado, ajeno a la influencia de los pecadores y elevado por encima de los cielos; alguien que no necesitara ofrecer sacrificios todos los días, como hacen los demás sumos sacerdotes por sus propios pecados y luego por los del pueblo, porque Jesucristo, nuestro Señor, lo ha hecho de una vez por todas ofreciéndose a sí mismo. El sumo sacerdote ideal tendría que ser santo, inocente e incontaminado, ajeno a la influencia de los pecadores y elevado por encima de los cielos.
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Lectura de la tarde | Hebreos 9:11-12 |
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Ahora ha venido Cristo, como sumo sacerdote de todas las bendiciones que habían de venir. Ha atravesado la tienda mayor, la más perfecta, que es mejor que la hecha por manos de hombre, porque no es de este orden creado; y ha entrado en el santuario de una vez para siempre, llevando consigo no sangre de machos cabríos ni de becerros de lidia, sino su propia sangre, habiendo ganado para nosotros una redención eterna.
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