Catholic Calendar 10 Marzo 2025

Lunes
Año: C(I). Semana de salmos: 1. Color litúrgico: Violeta.

Año: C(I). Semana del salmo: 1. Color litúrgico: Violeta.

Otros santos: San Juan Ogilvie (1579 - 1615)

Escocia
John Ogilvie nació de nobles padres calvinistas en 1579 en Drum-na-Keith en Banffshire, Escocia. De niño fue enviado al continente para ampliar su educación. Con la ayuda del padre Cornelius van den Steen (‘Cornelius a Lapide’) fue recibido en la Iglesia católica. Ingresó en la Compañía de Jesús el 5 de noviembre de 1599 y fue ordenado sacerdote en París en 1610. Regresó a su país natal, pero su ministerio se vio interrumpido por su traición y captura en Glasgow. Tras un sufrimiento extremo, fue ahorcado el 10 de marzo de 1615. La principal causa de su martirio fue su insistencia en la primacía del Papa en asuntos espirituales, primacía que afirmó con gran constancia hasta el final. Sus últimas palabras fueron “Si hay aquí algún católico oculto, que rece por mí, pero las oraciones de los herejes no las aceptaré.” Tras ser empujado desde la escalera, arrojó a la multitud las cuentas del Rosario que llevaba escondidas. Uno de sus enemigos las cogió, y se convirtió en un devoto católico para el resto de su vida.

Sobre el autor de la Segunda Lectura del Oficio de Lecturas de hoy:

Segunda Lectura: San Gregorio Nacianceno (329 - 390)

Gregorio Nacianceno, “Gregorio de Nacianzo”, era hijo de Gregorio, obispo de Nacianzo, un cristiano converso. (Nazianzus es una pequeña ciudad de Capadocia, actualmente el pueblo de Nenizi en la provincia turca de Aksaray).
  La cultura del mundo helénico significa que una religión no es simplemente algo que hay que vivir: también tiene que tener sentido. Tiene que funcionar no sólo en la práctica, sino también en la teoría. A pesar de la apasionada reacción antigriega de la Reforma, hoy seguimos siendo, en este sentido, todos griegos. Tomemos como ejemplo la doctrina de la Trinidad. Algunos la rechazan porque suena a politeísmo. En su lugar, hacen de Jesús no Dios, sino algo creado por Dios – ya sea un hombre supremamente favorecido o algún tipo de ser intermedio. Los arrianos tenían ese punto de vista, y también lo tiene el Corán. O hacen de Jesús sólo Dios, no hombre, relegando la intensa humanidad de la Pasión a la condición de una mera representación, un espectáculo montado por Dios a través de fantasmas y ángeles en lugar de algo totalmente real y de significado eterno. Ambas respuestas muestran un rasgo general de las herejías, que es que simplifican la riqueza de la ortodoxia y la aplanan hasta convertirla en una sombra de sí misma. “Más simple” bien puede significar “más fácilmente aceptable”, pero eso no es lo mismo que “verdadero”. Uno podría simplificar la física cuántica y deshacerse de sus paradojas hasta que no hubiera ninguna rareza metafísica a la que nadie pudiera oponerse – eso bien podría hacer feliz a más gente, pero no sería verdad.
  Los tres hombres que llamamos “los Padres Capadocios” estuvieron activos después del Concilio de Nicea, trabajando para formular con precisión la doctrina trinitaria y, en particular, para precisar el significado y el papel del miembro menos humanamente comprensible de la Trinidad, el Espíritu Santo. San Basilio de Cesarea, “San Basilio el Grande” fue el líder y organizador; Gregorio Nacianceno fue el pensador, el orador, el poeta, empujado a funciones administrativas y episcopales por las circunstancias y por Basilio; y Gregorio de Nisa, el hermano menor de Basilio, aunque no era un gran estilista, era el más dotado de los tres como filósofo y teólogo. Juntos, los Padres Capadocios martillearon la doctrina de la Trinidad como herreros que forjan una pieza de metal a golpes de martillo hasta darle la forma perfecta a la que está destinada. Fueron campeones – y exitosos campeones – de la ortodoxia contra el arrianismo, una batalla que tuvo que librarse tanto en el plano mundano y político como en el filosófico y teológico. Las ciencias no deberían tener que trabajar así, pero todas, en un momento u otro de su historia, lo hacen.
  Es un alivio para nosotros como lectores constatar, después de todo esto, que San Gregorio Nacianceno, además de recibir el título de Doctor de la Iglesia, es reconocido como el más consumado estilista retórico de la época patrística, y que este “estilo” no adopta los excesos demasiado maduros de cierta retórica tardoimperial (Agustín puede dejarse llevar a veces en esta dirección, y Casiodoro, en el siglo VI, gasta demasiado de su estancia allí). Las segundas lecturas de Gregory suenan a veces casi operísticas, pero la grandeza del estilo no existe por sí misma, sino que procede del esplendor de su tema. Es posible dejarse llevar por él, e incluso agradable, dejar que eso ocurra; pero subyace siempre a la experiencia la sensación de estar siendo llevado en dirección a algún lugar definido y a algún lugar que merezca la pena.
Las Segundas Lecturas de la BBC son, en ocasiones, casi óperas.

Color litúrgico: violeta

El violeta es un color oscuro, ‘el tinte sombrío de los mortificados, que denota aflicción y melancolía’. Litúrgicamente, es el color del Adviento y la Cuaresma, los tiempos de penitencia y preparación.

Lectura de media mañana Sabiduría 11,23-24
Señor, tú eres misericordioso con todos, porque todo lo puedes y pasas por alto los pecados de los hombres para que se arrepientan. Sí, tú amas todo lo que existe, no aborreces nada de lo que has hecho.

Lectura de mediodía Ezequiel 18:23
¿Es probable que me complazca en la muerte de un malvado -es el Señor quien habla- y no prefiera verle renunciar a su maldad y vivir?

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Lectura de la tarde Isaías 58:6,7
¿No es éste el tipo de ayuno que me agrada -es el Señor quien habla- compartir tu pan con el hambriento, y dar cobijo al pobre sin hogar, vestir al hombre que ves desnudo y no apartarte de tu propia parentela?