Año: C(I). Semana del salmo: 1. Color litúrgico: Verde.
La dedicación de las basílicas de los santos Pedro y Pablo
Ya en el siglo XII se celebraba hoy el aniversario de la dedicación de las basílicas de San Pedro en el Vaticano y de San Pablo en la Vía Ostiense por los papas San Silvestre y San Siricio en el siglo IV. Más recientemente, esta conmemoración se ha extendido a toda la Iglesia, honrando a los dos mayores apóstoles de Cristo al igual que el aniversario de la dedicación de Santa María la Mayor (5 de agosto) celebra la maternidad de la Virgen Madre de Dios.
Santa Rosa Filipina Duchesne (1769 - 1852)
Nació en Grenoble, Francia, en el seno de una familia noble. Ingresó en las monjas de la Visitación a los 18 años, pero la comunidad fue abolida por la Revolución Francesa. Tras varios intentos de restablecerla, Filipina y algunas de sus compañeras se unieron a las recién fundadas Religiosas del Sagrado Corazón. Siempre había soñado con ser misionera y en 1818 se embarcó rumbo al Nuevo Mundo. Desembarcó en Nueva Orleans y ella y sus compañeras se establecieron en St Charles, Missouri. Fundaron un orfanato: le siguieron otras fundaciones, y a ella se le atribuye el mérito de haber salvado del fracaso a la misión jesuita de Misuri, ayudándoles en todo lo que pudo y compartiendo con ellos los pocos recursos de su comunidad’.
Philippine anhelaba extender el evangelio entre las tribus indias. A los 72 años fue con tres compañeras a fundar una escuela para niñas indias en Sugar Creek, Kansas. Sólo permaneció allí un año, pero aunque no pudo aprender el idioma, su hábito de oración constante fue una inspiración duradera para las alumnas. Pasó los últimos diez años de su vida en San Carlos, en constante oración ante el Santísimo Sacramento.
Sobre el autor de la Segunda Lectura del Oficio de Lecturas de hoy:
Segunda Lectura: San Andrés de Creta (650? - 720/740?)
San Andrés de Creta es de gran importancia en la Iglesia ortodoxa porque inventó – o al menos introdujo en la liturgia – la canon, una nueva forma de himnodia de la que no hay rastro antes de su época. Los cánones son enormes composiciones musicales y poéticas de elaborada estructura. El inmenso “Canon griego” de Andrés, por ejemplo, es un himno de 250 versos intercalados con letanías y odas, que se canta durante tres horas y recorre cronológicamente todo el Antiguo y el Nuevo Testamento, mostrando ejemplos de la necesidad de arrepentimiento y conversión.
El canon, como género, nunca ha arraigado realmente en el resto de la cristiandad, pero además de sus logros como himnógrafo Andrés fue un destacado predicador de sermones y discursos, y son extractos de éstos los que forman algunas de nuestras Segundas Lecturas. Como cabría esperar de un poeta como él, son claros e inspiradores, y su efecto se deriva más de la disposición de imágenes y episodios, de modo que unos reflejan e iluminan a otros, que de razonamientos minuciosamente argumentados.
Color litúrgico: verde
La virtud teologal de la esperanza está simbolizada por el color verde, al igual que el fuego ardiente del amor está simbolizado por el rojo. El verde es el color de las cosas que crecen, y la esperanza, como ellas, es siempre nueva y siempre fresca. Litúrgicamente, el verde es el color del Tiempo Ordinario, la secuencia ordenada de semanas a lo largo del año, una estación en la que no somos ni penitentes (de púrpura) ni alegres (de blanco).
| Lectura de media mañana |
Jeremías 17:7-8 |
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Bendición para el hombre que pone su confianza en el Señor, siendo el Señor su esperanza. Es como un árbol a la orilla del agua que echa sus raíces a la corriente: cuando llega el calor no siente alarma, su follaje permanece verde; no tiene preocupaciones en un año de sequía, y nunca deja de dar fruto.
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| Lectura de mediodía |
Proverbios 3:13-15 |
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Feliz el hombre que descubre la sabiduría, el hombre que adquiere discernimiento: ganarla es más gratificante que la plata, más provechoso que el oro. Ella está más allá del precio de las perlas, nada que puedas codiciar es igual a ella.
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| Lectura de la tarde |
Trabajo 5:17-18 |
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¡Feliz en verdad el hombre a quien Dios corrige! No rechaces, pues, esta lección del Omnipotente: porque el que hiere es el que alivia la llaga, y la mano que hiere es la mano que cura. Dichoso el hombre a quien Dios corrige.
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